Y como sortearla…………
Nuestra vivienda nos preserva del frío y del calor, nos permite guardar nuestros alimentos, descansar y dormir, juntar fuerzas, desarrollarnos, crecer y estar en este mundo. Es una extensión material de nuestro cuerpo físico, emocional y espiritual. Muchas veces necesitamos que ella nos proteja y acune como una madre a su bebé.
En estos difíciles tiempos de crisis no podemos dejar de mencionar a las numerosas personas que han perdido sus viviendas, o temen perderlas, a causa de este perverso sistema que los dibujó como propietarios con compras de su piso con cuotas de alquiler pagaderas a 40 años y cuyos verdaderos dueños son los bancos.
Muchas familias que quedaron ligadas a la trampa de las hipotecas se dan cuenta que aunque la familia cambie, ya sea por separación de los cónyuges, crecimiento de los hijos o incorporación de un familiar, no pueden cambiar fácilmente de vivienda. No hay quien la quiera comprar y no se la pueden devolver a los bancos.
Un dato real para mucha gente es que por un tiempo (no sabemos cuán largo será) los propietarios y los que pagan hipotecas deberán permanecer en el lugar donde viven aunque las viviendas sean pequeñas o no respondan a sus nuevas necesidades.
Son tiempos para desarrollar nuestra imaginación y rescatar habilidades y conocimientos manuales olvidados. La necesidad de achicar gastos nos ayudará a descartar costosas y volátiles modas pasajeras.
Éstas son algunas sugerencias para reformar nuestra vivienda en tiempos de crisis:
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Armar un proyecto común a las necesidades de cada uno de los integrantes de la familia con el objetivo de acondicionarla para que todos se sientan bien en ella.
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Despegarse un poco de los muebles que se fabrican para armar, aparentemente bonitos y modernos pero de mala calidad, ya que no resisten el uso familiar intensivo. Generalmente son pan para hoy y hambre para mañana.
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Rescatar viejos muebles de la familia o de segunda mano y reciclarlos con lijados, pinturas o tapizados caseros.
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Volver a los materiales nobles que duran más y dan seguridad y apoyo. Como por ejemplo hacer estanterías caseras o reformas en la cocina con tablones de madera.
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Reutilizar viejas telas escondidas en nuestras casas, para hacer almohadones, centros de mesa u otros detalles que den toques de color a la casa.
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Hacer objetos útiles reciclando viejas cajas, paneras, botellas u otros que suelen encontrarse al hurgar entre esos objetos descartados que se acumulan en todas las casas.
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Y no olvidarse del color. Pintar paredes y muebles es una actividad en la que pueden participar todos, aunque sea sin la perfección que lograría un profesional. El color renueva la calidad de los espacios y puede aportar luz, alegría, tranquilidad, lo que ustedes necesiten en este momento. Para más información ver: https://habitarenarmonia.wordpress.com/2011/06/16/los-colores-y-la-armonia-en-nuestra-vivienda/
El año que comienza es un buen motor para comenzar nuevos proyectos y, con creatividad, imaginación y colaboración de todo el grupo familiar, podremos rearmar lugares y espacios que nos representen, acordes a nuestras necesidades actuales, y que nos ayuden a que nuestra vida fluya armónicamente.
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